viernes, 22 de enero de 2010

No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que opina influye


El pasado 22 de enero, La Silla Vacía publicó el estudio realizado por la firma Cifras & Conceptos sobre los líderes de opinión en Colombia. El estudio, sencillo y claro, arroja dos conclusiones sugestivas de acuerdo con la interpretación de La Silla Vacía: “o los líderes del país están anticipando hacia dónde va la sociedad o a que si bien formalmente ocupan posiciones de poder, en realidad carecen de verdadera influencia”.

El estudio es sin duda un avance útil e interesante para comprender rasgos, características y creencias de académicos, gremios, medios de comunicación, políticos y organizaciones sociales. Saber, por ejemplo, que estos ciudadanos confían más en cuerpos colegiados no constituidos mediante elección popular, es sin duda interesante. Adicionalmente, aplaudimos la presentación sencilla y eficiente de los hallazgos y resultados, permitiéndonos comentar y participar en el debate.

Sin embargo, es pertinente hacer dos observaciones sobre el estudio y sobre las conclusiones que de este deriva La Silla Vacía.

No es un estudio de líderes de opinión, es un estudio de élites
Con seguridad, el criterio metodológico usado por la firma para elegir a 1,440 líderes de opinión es a prueba de balas. Nos inquieta más el criterio conceptual bajo el cual se definió qué es un líder de opinión. Intuimos que hay una mezcla aleatoria de peras, manzanas y dragones. No vemos publicadas estas definiciones y nos parece que se tomó a todo lo que brillaba y se le asignó la etiqueta de “oro”. Lo que presenta la firma es un útil estudio de élites (1) y no un estudio de líderes de opinión, que no es lo mismo.

Sí se pretendía hacer un estudio sobre líderes de opinión, habría sido interesante concentrarse en individuos con incidencia probada sobre la opinión pública y no exclusivamente en sus respectivos campos. En este caso, rasgos como la credibilidad, volumen de información pública producida y aparición en los medios de comunicación habrían sido clave para presentar conclusiones interesantes. Al confundir todo lo que brillaba (opinadores) por oro (líderes de opinión) se encontraron un par de piritas.

Pirita 1: No todo lo que opina influye
Para saber si las élites son o no influyentes, no es suficiente con estimar la distancia que hay entre sus opiniones y las de los ciudadanos, como lo explicamos en una entrada anterior de este Blog. Debemos incluir una serie de variables, como las indicadas más arriba, para hacer este tipo de afirmaciones con suficiente confianza. Por ejemplo, una condición para la persuasión [y por lo tanto la influencia] es que los ciudadanos estén viendo y oyendo lo que tienen que decir los líderes de opinión y las élites (Kuklinski Y Hurley, 2009:125). No sabemos si esta variable fue observada en este estudio.

Pirita 2: Las élites SON diferentes
Concluir que “los líderes no sólo piensan diferente a la mayoría de la población sino que son diferentes en su formación y en sus conceptos personales”, como lo hace el estudio, resulta trivial. Es claro, las élites son diferentes, ¡están hechas para ser diferentes! Es un rasgo que cualquier estudio de élites debe tener en cuenta como punto de partida y no como punto de llegada: “la composición social de las élites no reproduce, ni en términos generales, la estructura social de los ciudadanos” (Blondel & Müller-Rommel, 2007:822). No es un descubrimiento de este estudio, ni un motivo de escándalo, es parte de la naturaleza de las élites ser diferentes a los ciudadanos. Precisamente por esto es que es tan interesante estudiar porqué los ciudadanos adoptamos sus opiniones.

El estudio es muy útil para continuar delineando el croquis de las élites en Colombia. El fácil y rápido acceso a los resultados lo hacen muy valioso y esperamos que nuestros sencillos aportes sean útiles para futuras investigaciones.

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(1) Un concepto operacionable de élite para comprender los fenómenos de opinión pública y comunicación política es aquel que la entiende como aquellas personas que dedican la totalidad de su tiempo a algún aspecto político o público. (Zaller,2006:6)

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Blondel, Jean & Müller-Rommel, Ferdinand (2007). Political Elites. En Dalton, Russell J. y Klingemann Hans-Dieter (eds). The Oxford Handbook of Political Behavior.
Kuklinski, James & Hurley, Norman (2009). It’s a matter of interpretation. En. Mutz Diana et al (eds). Political Persuasion and Attitude Change. The University of Michigan Press.
Mutz, Diana (1998). Impersonal Influence: how Perceptions of Mass Collectives Affect Political Attitudes. Cambridge University Press.
Zaller, John (2006) The Nature And Origins Of Mass Opinion. Cambridge University Press.

1 comentario:

  1. Sería interesante revisarlo con la teoría de influyentes ocasionales (o incendio forestal) http://www.soitu.es/soitu/2008/02/12/vidadigital/1202840844_746178.html

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