miércoles, 22 de julio de 2020

Campaña electoral y redes sociales manipulación, tendencias e influencia

El Consejo Nacional Electoral en Colombia anunció a través de un comunicado de prensa que regularía el uso de propaganda política por parte de candidatos en las elecciones en Colombia. 

El anuncio, que no venía acompañado de una resolución, detonó un debate sobre los retos a los que se enfrentan las autoridades y los riesgos que esta decisión puede significar para el debate público en un proceso electoral. 

Carlos Cortés y Cristina Vélez de Linterna Verde nos invitaron a un panel para abordar la discusión con la información disponible hasta este momento. 


Aunque hay que reconocer que el Consejo Nacional Electoral se pronuncia sobre algo que había sido por muchos años un área gris y que hace un esfuerzo por reflexionar sobre la complejidad de la naturaleza cambiante del ambiente digital, la decisión, como está hasta ahora, deja algunas preguntas abiertas. 

Por un lado, mantener el concepto de propaganda política, claro y nítido para las prácticas electorales de Siglo XIX y XX, se vuelve una caja de cartón en la que se pretende organizar el caudal de un río al usarlo para regular fenómenos de comunicaciones del Siglo XXI. 

Adicionalmente, la escueta entrevista que ofrece el Presidente del Consejo Nacional Electoral, en la que sugiere que cada caso "es especial", deja la puerta abierta para la arbitrariedad en un país en el que no sería novedad que se use localmente el poder de las Cortes para incidir en procesos electorales. 

Darle a los canales digitales el estatus de “medio masivo de comunicación” parece desconocer la complejidad del flujo de la información en canales digitales. Parecería más razonable verlos como un espacio público digital activo, viral, con incidencia real en las posiciones de las personas, con actores complejos, incluidos ciudadanos, personas jurídicas y personajes anónimos. Un espacio, en el que se podría hacer publicidad política pagada. Algo más fácil de identificar y de juzgar como propaganda política. 

Finalmente, el Consejo Nacional Electoral parece dejar por fuera de su radar aspectos de las prácticas de comunicación política con fines electorales cuya falta de regulación puede ser más significativa para que haya desequilibrio entre candidatos que aspiran a cargos de elección popular, tales como la actividad inorgánica e inducida por “operaciones de influencia” a través de cuentas e influenciadores, como da cuenta el reporte sobre el uso de Twitter en campañas de Linterna Verde. 

En la conversación con Liliana Gómez de la Maestría de Comunicación de la Universidad Javeriana y Adela Goberna de  la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI) pudimos explorar algunas de estas preguntas desde diferentes ángulos. La resolución en firme del Consejo Nacional Electoral aún está por conocerse, y valdrá la pena entender los esfuerzos que hacen para garantizar que las contiendas electorales se dan apegadas a la ley, garantizando equidad entre los candidatos que compiten y comprendiendo la compleja transformación tecnología a la que se ve expuesto el debate público electoral. 

domingo, 12 de julio de 2020

Big. Smart. Real. Data

El pasado 3 de julio fui invitado por la Especialización en Marketing Político de la Universidad Externado de Colombia a conversar sobre lo que se convertirá en el próximo semestre en una materia sobre el uso de los datos disponibles para el diseño de estrategias de comunicación y campaña electoral. 


Aunque fue un espacio breve, me permitió ofrecer una reflexión inicial sobre un tema que empieza a generar muchos debates y que parece estar marcado por una nota alta de ciencia ficción a la hora de aterrizar la tecnología disponible a nuestro contexto electoral. 





Aunque sería injusto hablar de vendedores de humo, si he encontrado muchas herramientas parciales de valor táctico con el potencial de impacto estratégico. Claro que los datos grandes tienen el potencial de arrojar insights interesantes para guiar una campaña, pero no todos los datos grandes lo son, ni existe un marco general de datos para acertar siempre.


Se habla mucho, por ejemplo del referente de la segunda campaña electoral de Barack Obama camino a la casa blanca en el 2012, pero no se habla tanto del “desastre” del sistema ORCA de Mitt Romney en la misma campaña electoral. No es que uno hubiera usado tecnología y el otro no. Es que a uno le funcionó para dar una ventaja táctica con impacto estratégico.


A veces los datos más sencillos pueden hacer la misma diferencia. Todas las campañas, en mayor o menor medida están usando tecnología para conectar mejor con sus electores. No significa que la tecnología o los datos a los que accedemos gracias a ella nos den la ventaja, depende de la capacidad de la campaña de poner los hallazgos de tecnología disponible para todos al servicio de la estrategia. 


En una revisión inicial de literatura sobre Big Data y Smart Data en campañas electorales, es prácticamente imposible no encontrar referencias al caso de Cambridge Analítica documentado en cientos de artículos de prensa y por el reconocido documental de Netflix, "The Great Hack". En el último año, varios directores de comunicaciones de gobierno y con aspiraciones electorales se me han acercado en la búsqueda del “Cambridge Analítica del bien”, o el “Cambridge Analítica legal”. Este sesgo a la versión hollywoodesca de la apropiación de los datos disponibles para establecer un lazo con las audiencias dificulta una conversación más de fondo sobre los retos que plantea una tecnología que ha llegado para quedarse y un cambio radical en la forma en la que los electores se relacionan con sus candidatos, en la que consumen información sobre ellos y en la manera en la que participan en el debate público. 


En esta primera aproximación al tema, desarrollo tres diferencias sustanciales que son relevantes tener en cuenta a la hora de buscar herramientas y consultores para una campaña electoral. 


Creo que es un debate extenso sobre el que personalmente me queda un camino largo por recorrer. Un debate en el que el marketing se toma más a la ligera sobre el respeto a la privacidad y el manejo de los datos de los usuarios, en el que la libertad de opinión es amenazada por figuras públicas que reclaman su derecho al buen nombre, en el que la verdad está quedando enterrada en cientos de miles de trinos y videos cortos de tik tok  y volviéndose poco a poco irrelevante.


CSO y Cofundador de buho ™ Clarity for Leaders.