domingo, 3 de octubre de 2010

Paradojas de las tecnologías de la información en la política (I)

PARADOJA 1: AMPLIACIÓN DE LA BRECHA DE LA INFORMACIÓN

El uso de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones para el enriquecimiento de las relaciones e interacciones de naturaleza política es una realidad en apariencia saludable para los procesos democráticos y la intervención de los ciudadanos en asuntos políticos.

Cada vez es más común encontrar canales abiertos entre funcionarios y políticos y los ciudadanos en dónde es posible establecer relaciones directas, no mediadas. El espectro de fuentes de información de carácter político se amplia y acceder a información política a través de la Internet, redes y medios sociales es cada vez menos costoso y más sencillo, aun en América Latina.

A primera vista, las tecnologías de la información mejoran la calidad del debate, acercan a los ciudadanos a sus representantes y funcionarios y permiten más acceso a información de carácter político que nunca antes. Sin embargo, en inventiolab hemos identificado tres paradojas, soportadas en investigaciones realizadas desde la comunicación política, que consideramos deben ser atendidas y reconocidas para mejorar el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación aplicadas a la cotidianidad política de los ciudadanos.

Las paradojas son 1) la ampliación de la brecha de la información, 2) el ostracismo y 3) el sacrificio de la calidad. Presentaremos cómo algunos rasgos de las TICS han hecho más distante y difícil la relación de los ciudadanos con su realidad política.

Para facilitar la lectura de nuestras propuestas, publicaremos cada paradoja en una entrada diferente.

PARADOJA 1: AMPLIACIÓN DE LA BRECHA DE LA INFORMACIÓN Durante el siglo XX, una de las mayores preocupaciones de comunicadores y estudiosos de la ciencia política era que no todos los ciudadanos podían acceder a la información publicada en los medios de comunicación, considerada crucial para el buen funcionamiento de una democracia. Limitaciones de recursos (tiempo y dinero), capacidad (alfabetización) y conocimiento (posibilidad de comprender y digerir la información) eran las preocupaciones principales.

La popularización de las tecnologías de la información llevó a algunos a pensar que la reducción del costo, la disponibilidad de variedad de información y los altos índices de alfabetización iban reducir la brecha de la información. Es decir, que los ciudadanos del común podrían estar mejor informados sobre asuntos públicos y acercarlos al proceso de deliberación y toma de decisiones políticas.

Sin embargo, este no ha sido el caso. Cuando el ciudadano tiene la oportunidad de elegir qué información consumir, lo natural es que busque información que le entretenga o que encuentre divertida (Schwartz 2007). No debería ser motivo de escándalo ni de frustración. Basta con hacer una revisión a las historias más visitadas en los medios tradicionales o explorar los videos más buscados en YouTube para notar que se trata de historias increíbles, divertidas y entretenidas, no de debates profundos entre versiones y posiciones diferentes.


Ante la posibilidad de elegir, el ciudadano no tiende a buscar información de carácter político. Mientras tanto, los ciudadanos más activos e informados profundizan sus conocimientos sostienen debates más complejos y elaboran argumentos dirigidos a audiencias tan o más informadas que ellos mismos.


La primera paradoja consiste en que más información, de mayor calidad y más disponible es consumida por los ciudadanos más atentos y sofisticados políticamente, mientras que la mayoría de las personas utilizan los medios de comunicación contemporáneos para buscar entretenimiento y placer. El resultado es una ampliación de la brecha de la información. Los menos informados prefieren (racionalmente) buscar información no-política, mientras que los más informados profundizan su conocimiento. El debate político se hace cada vez más complejo para quien no tiene interés y elige alejarse de una discusión que parece no tener sentido ni razón de ser.


Prior (2005, 577) resume el fenómeno de la siguiente manera: “Greater choice allows politically interested people to access more information and increase their political knowledge. Yet those who prefer nonpolitical content can more easily escape the news and therefore pick up less political information than they used to. In a high choice environment, lack of motivation, not lack of skills or resources, poses the main obstacle to a widely informed electorate”.

El Reto que plantea la ampliación de la brecha

Aunque hay un ciudadano con mejor acceso a cada vez más amplias fuentes de información y contenido de carácter político, es muy probable que esa información sea consumida principalmente por un reducido grupo de ciudadanos propensos a informarse sobre asuntos de carácter público.

En nuestra opinión, cualquier actor político que desee aprovechar las TICS para mejorar el debate público y popularizar sus posiciones, deberá actuar en dos escenarios y con dos lenguajes. Por un lado deberá comunicarse con audiencias sofisticadas con un lenguaje claro y argumentos sólidos. Pero además deberá traducir sus posiciones a planteamientos sencillos y claros que resuman su postura general. Deberá dirigirse de manera independiente a los ciudadanos que están en ambas orillas de la brecha de la información; a los que se interesan y buscan más y mejor información y a aquellos que no tienen interés y no están buscando mucho más que un poco de entretenimiento.


inventiolab investiga y comunica
Juan Fernando Giraldo


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Prior, Markus (2005). “News vs. Entertainment: How Increasing Media Choice Widens Gaps in Political Knowledge and Turnout”. American Journal of Political Science, Vol. 49, No. 3, (Jul., 2005), pp. 577-592
Mutz, Diana (2006). Hearing the Other Side: Deliberative versus participatory Democracy. New York. Cambridge University Press.
Barry Schwartz (2007) The paradox of choice. En TED.